“Habláis en negativo”, le espetó.
Cuánta verdad en tres palabras.
Esta frase hizo reflexionar y transformar, de inmediato, la manera de hablar sobre su trabajo a José María García Cancelo, concejal de Repoblación e Integración de Belorado, Burgos.
Acaso no suena diferente y mucho más esperanzador “trabajar por la repoblación” que “luchar contra la despoblación”.
Aunque pueda parecer lo mismo, son cuatro palabras las dos, «trabajar por la repoblación» y «luchar contra la despoblación» son antagonistas. En el primer caso, se invierten energías y patrimonio con ilusión y esperanza pensando en el futuro. En el segundo, parece que se lucha hasta que el cuerpo o la situación aguante.
Esto último preséntase, de facto, como una gesta titánica, con tintes pesimistas, incluso tristes.
Hablar de despoblación es hablar de pueblos cuya esperanza de vida va ligada inexorablemente a la de sus últimos habitantes.
Pueblos que cierran ventanas a cal y canto, casas que terminan en ruina, escuelas que se pierden para no volver, negocios que ya no tienen a quien atender, miradas que recuerdan pasados mejores y que se preguntan qué va a ser del pueblo que llevan en su corazón cuando no estén.
En palabras de José María: “Cuando muere un vecino es una puerta que se cierra, un tejado que se cae, una casa que se arruina y lleva a las demás a un futuro cada vez más cercano a la despoblación”.
Por el contrario, hablar de repoblación.
Es hablar de campo.
Es hablar de cambio.
Cambio de cultura y de mentalidad.
Belorado, cabecera de la comarca de Montes de Oca, vive en una muda constante desde el 31 de marzo de 2019.
Ese día se concentraron muchos de los pueblos de la España Vaciada para reivindicar que también existen, al igual que Teruel, una de las plataformas promotoras.
Entre los miles de participantes, ahí estaban representantes de Belorado, movilizados por FAS Tirón, la federación que engloba una decena de asociaciones, fundada ocho años atrás por José María García Cancelo. No dudaron en subirse al autobús fletado para la ocasión y desplazarse a Madrid.
Todos atentos al manifiesto creado para tal efeméride, de título “La Revuelta de la España Vaciada”, redactado y leído por el periodista oscense Manuel Campo Vidal, acompañado de la directora de RNE, Paloma Zuriaga: «Ya es hora de que la mirada de los poderes públicos se detenga en los territorios que pierden población» (…) No podemos dejar que el medio rural agonice».
No puede caer en el olvido.
Y no lo hará.
No en Belorado.
No en tantos pueblos que apuestan por trabajar por la repoblación, codo con codo, junto a asociaciones como Proyecto Arraigo.
– Venga, hagámonos una foto los tres con Manuel Campo Vidal. Ahí posan los tres sonrientes: el joven Álvaro Eguiluz Urizarna, Rubén Contreras Oca y José María García Cancelo junto al periodista.
– Os imagináis que un día los tres lideramos el tema de la repoblación en Belorado.
Mucho cuidado con lo que se desea, José María.
La energía de ese día de reivindicación, sin obviar la alegría y la fuerza de sus gentes y sus músicas populares, no solo gestó el cambio de mentalidad necesario para el desafío que supone la despoblación, sino también la semilla de lo que sería la nueva propuesta política para las siguientes elecciones municipales del mes de mayo: “Vecinos por Belorado”.
Un nuevo partido que responde a la iniciativa de un grupo de vecinos con un objetivo claro: «ayudar desde dentro del Ayuntamiento a la mejora del municipio», cuya ideología responde al único deseo de luchar por Belorado y su comarca.
El trecho del dicho al hecho se culmina cuando se mezcla esfuerzo con ilusión, ideas y sacrificio.
Lo que desemboca, como no puede ser de otra manera, en una mayoría absoluta, consiguiendo 6 de los 9 concejales disponibles.
José María García Cancelo, que se ve en la política de la noche a la mañana, claro ejemplo de que uno no necesita nacer para hacer, pretendía acompañar la labor del nuevo partido desde fuera. Sin embargo, una de esas concejalías lleva su nombre.
Una concejalía única en España.
Concejalía de Repoblación e Integración. Porque el éxito de lo primero depende de lo segundo.
El único concejal de Repoblación e Integración conoce de primera mano lo que es repoblar e integrarse.
Nacido en Galicia, de familia agroganadera, movido a Bilbao con apenas tres añitos, ahora es, con el beneplácito de las “viejillas, las fuerzas vivas del pueblo”, de San Miguel de Pedroso.
Antaño pedanía, hoy pueblo que depende de Belorado y que cautiva con su belleza espectacular.
Sabe lo que es sentirse tan extraño como local en su natal Galicia, en su adoptiva Bilbao, en su presente y futuro San Miguel de Pedroso al que llegó, cosas del destino, hace más de 28 años, en busca de una casona solariega con su mujer.
– No estamos haciendo nada nuevo. No hemos inventado nada, nos dice.
Sus recuerdos de infancia le evocan la ayuda que ofrecían las “Señoritas”. Hijas de algunos de los grandes empresarios del País Vasco con residencia en el noble barrio de Neguri, que se asociaron para repartir ropa a las familias emigradas de los barrios de Bilbao.
– Estamos repitiendo lo que hacían ellas.
Ayudando a los nuevos pobladores que llegan a Belorado, cuyo eslogan es toda una declaración de intenciones: “Belorado, donde volver a empezar”.
Así lo han hecho ya unas 13 familias desde que, en julio del 2020, se asignara el proyecto de repoblación a Proyecto Arraigo.
La feria de repoblación de Soria de finales del 2018 les cruzó por primera vez, volviéndose a encontrar de nuevo en octubre del 2019, tras un año manteniendo el contacto.
José María recuerda como, en ese encuentro, Enrique, cofundador de Proyecto Arraigo, le dijo al joven alcalde que tenía ya una señora para ir a vivir al pueblo.
A las dos semanas, Pepa, ya jubilada, visita el pueblo, instalándose en San Miguel de Pedroso en enero del 2020.
La primera de tantas otras personas que han llegado a través de Proyecto Arraigo.
Sí.
Algunos de estos nuevos llegados lo han sido solo de forma temporal por diferentes motivos.
El balance, ahora bien, sigue a favor de las personas que se han instalado para hacer realidad el eslogan de Belorado.
Que repueblan y se integran.
– No todo es repoblar, nos indica categóricamente el concejal.
Repoblar es tener la primera residencia en la localidad y venir con un proyecto de vida.
Venir para quedarse de forma permanente. Luego el tiempo dice si es así, pero que la intención primera sea ésta.
La población vinculada no es repoblar.
Los familiares que vienen al pueblo, las segundas residencias que convierten a Belorado los fines de semana y el mes de agosto en un hervidero, no es repoblar.
Los que vienen de fuera pidiendo trabajo y casa no es repoblar.
Repoblar es ir con su propio proyecto.
Repoblar es aprovechar las oportunidades que el pueblo ofrece y generar juntos riqueza.
Repoblar es ser uno más. Con los mismos derechos y obligaciones que los locales.
Repoblar es integrarse en el pueblo con todas las posibilidades que hay.
Repoblar e integrarse no es fácil. Nadie dijo que lo fuera.
No es fácil para que el que llega.
Tampoco para el que acoge.
Ni siquiera para los representantes del pueblo que abogan por la necesidad de un cambio cultural.
– El problema de la despoblación es un problema cultural, declara el alcalde Álvaro Eguiluz Urizarna (sí, el de la foto), en una entrevista concedida a La 8 Burgos, a los dos meses de empezar su mandato. Sigue habiendo reticencias a que vengan “extraños”.
Lejos de entender que representan una oportunidad, a veces se les llega a considerar una amenaza.
Lo que se traduce, por ejemplo, en que se prefiera tener casas cerradas en buen estado que pasan de “grandes tesoros” a “grandes ruinas”.
Tempus fugit…
Tiempo es lo que se requiere para este cambio de mentalidad.
Tiempo bien empleado. En acciones que generen riqueza y pobladores.
Pobladores con nombre y apellidos, cuya historia nos presenta Jose María García con el lujo de detalle que da el ocuparse, que no preocuparse, de integrar a los neorrurales que eligen Belorado como destino de vida.
El estar de paso lo dejan para los cerca de 45.000 peregrinos del Camino de Santiago que reciben al año, a los que miman también, tras su escala en Santo Domingo de la Calzada.
Belorado forma parte de esa España despoblada y vaciada que remonta.
Doblega el hasta entonces inexorable saldo migratorio a base de trabajo cuyos resultados emocionan como los ocho danzadores beliforanos que, dirigidos por el Cachiburrio, interpretan “El Arranque” con el que inician sus fiestas de Gracias, en agosto.
Gracias.
Eso es lo que damos a José María García Cancelo.
Por su labor en pro de la repoblación, por su lado humano, por ser un ejemplo de lo que la generosidad y el compromiso son capaces de mover y hacer.
Por dar vida y sentido a la canción del grupo Ronda de Boltaña, que puso colofón a la manifestación del 31 de marzo de 2019.
“Aquí, marcha de los que no marchan”.
Gracias por quedarte, José María.